miércoles, 27 de mayo de 2009

A mi humor

Se me acerca en silencio,
mirándome a los ojos,
con una actitud distinta.
¿Te diste cuenta?
¿Será algo peligroso?...
Irónico, ácido, insensible.
Sarcástico o irreverente.
Absurdo y hasta, a veces,
negro.

Y admito entonces
que hay otro artífice
trabajando en nuestras vidas.
Entre vos y yo.
Entre nosotros y el resto.
Un chiste tal vez, una mueca.
Una frase cargada de algo,
- no se bien qué -
llega de pronto, caprichosa,
y dibuja en mi alma la carcajada
que corresponde a tu palabra.

Nos ordena. Me controla. Nos alivia.
¿Te contagia? Me encanta...

A mi dolor

Te miro llegar desde el libro de mi historia
e instalarte entre sus páginas más duras.
Te veo escribir las ásperas palabras
que conforman mis heridas más abiertas.
Te observo rasgar mis escritos mas antiguos
y enceguecer mis esperanzas más guardadas.
Y así pasan mis tiempos y yo te veo y te observo
hasta hacerte pasión sobre mi cuna de secretos,
hasta sentirte mío y más propio que mi alma,
hasta saberte astuto, hasta quererte muerto...
Y allí, clavado entre mis sienes, dormido en mi coraje,
tan inmerso y convencido, tan seguro y compañero,
todavía te miro, te observo, te veo y te siento;
sustentado por mi llanto, alimentado de recuerdos...
Y a mi me pasan las horas. Y a mi me pasa la vida.
Y cuando mis días te arrastren ensanchado por la ruta de mis llagas
y algo te obligue a descansar sobre mi pecho,
buscaré una mano compañera que seque de mis ojos el desecho de tu rastro...
y aún cuando tus gritos hagan grietas en el mismo y cansado pecho
buscaré un oído amigo que me ayude a no callarte
y que haga sonar entre mis labios el sordo residuo de tu canto.
Porque siempre fuiste mi perpetuo vagabundo
que sabe de perderse entre lo triste de mi vida
y gusta de quedarse bajo los ríos de la pena.
Fuiste palabras nunca dichas y secretos sin contar.
Te hiciste queja y te hiciste muerte, te hiciste pobre y hasta melancolía.
Te caíste de alegría y renaciste de pena, tropezaste de amor y te llenaste de silencios.
Gritaste de sonrisas y celebraste desconsuelos.
Me pediste más espacio. Me robaste más palabras. Me vendiste muchas lágrimas.
Hiciste tanto... me enseñaste todo, poco, mucho y casi nada.
Y aunque sé que hay pasiones que abrazan el cielo también sé de otras que niegan el vuelo
y como tú, mi pasión más intensa. Mi dolor, mi mejor maestro...

jueves, 14 de mayo de 2009

Cargando...

Ando cargando energías mientras me recupero de la op.
Próximamente estaré "enchufado" de nuevo. Abrazo a todos!